La paloma azul: pulquería que permanece y se renueva
- César Rico
- 18 oct 2017
- 3 Min. de lectura
Dos etapas de la cultura mexicana fusionadas en un lugar, la prehispánica y el muralismo concluyen en el pulque. La Paloma Azul pulquería con más de un siglo de antigüedad, la identidad prehispánica y enaltece la bebida de los dioses, acompañada de murales que rodean el establecimiento y muestran la forma de consumir el pulque y su transformación.
En la colonia Nápoles, las personas, principalmente señores grandes, siguen frecuentando la pulquería desde su origen. Últimamente ha aumentado la asistencia de jóvenes, quienes “se suman a la práctica del pulque”, donde las opiniones y posturas son muy diferentes.
Muralismo y pulque
Según Enrique García, asistente frecuente del pulque, son dos rasgos grandes que caracterizan a la cultura mexicana, desde el pulque, creado por culturas prehispánicas y relacionadas con las deidades y la historia de la mitología. Por otra parte, agregó, el muralismo también fue un movimiento político y artístico originado en México. “En sí, es una simbiosis mexicana”.
Se desconoce los autores de los murales, debido a su antigüedad, pero los trabajadores estiman que tiene casi 100 años, casi en los orígenes del muralismo como movimiento.
Simbolismo de los murales

Los murales del establecimiento, tienen más de 100 años, en ellos se muestra la historia del pulque, desde su elaboración y cómo ha cambiado su consumo, desde su origen, hasta su consumo en la independencia. Desde el colonialismo, su consumo cambió; dejó de ser sacro. Antes sólo bebían los altos rangos religiosos. Se convirtió en bebida para todo el pueblo. “Gracias a esta etapa surgieron las pulquerías y somos lo que somos” Un trabajador afirma que fue positivo ese cambio, porque todas las personas debían probar “la delicia del pulque”.
La historia del pulque está plasmada dentro de los murales. La diosa Mayáhuel es el centro de los murales y de la mitología del pulque. Ella fue sembrada por Quetzalcóatl, quien buscaba una virgen; la arrebató de su abuela, el demonio de las estrellas, y sus hermanas del cielo para bajarla a la Tierra y sembrarla, al darse cuenta su abuela, fue a buscarla, cuando la encontraron, se la comieron y sus restos se sembraron y nació el maguey. La conclusión de la leyenda está plasmada en el mural, donde los indígenas extraen el agua miel y del centro sale la diosa Mayáhuel.
Esta historia fue relatada por Rogelio, un viejo un poco ebrio.
Ambiente e identidad.
Como la mayoría son señores y casi no hay mujeres, suele haber fotos de mujeres desnudas o de lucha libre. “Hay un fuerte ambiente de machismo” argumentó una joven que se encontraba ese día, para ella es de los peores lugares para consumir pulque, no le parecía el ambiente, ella dice que es peligroso porque hay puros hombres, “es la primera y última vez que vengo” argumentó, el pulque sabe muy feo y me enfermó del estómago.
Algunos clientes frecuentes, concuerdan en que es un lugar “para hombres” y compadres, también afirman que de vez en cuando llegan delincuentes a asaltar el local, pero no le han hecho daño a nadie “delincuencia hay en todas partes” concluyó uno.
Normalmente vienen a “desahogar sus penas” y a ver fútbol entre amigos, afirmaron los comensales de la pulquería. “Los clientes son muy tranquilos y nunca buscan pleitos. Tanto jóvenes como adultos disfrutan el ambiente, la rocola ayuda a la experiencia (factores importantes para el consumo) dentro del lugar, “escuchan todos los clásicos” desde Vicente Fernández, hasta Juan Gabriel.
Jóvenes y el pulque
“No conocen el verdadero significado del pulque, pero espero que en algún momento lo hagan”, “Pienso que sólo están por moda y por aparentar cosas que no son”. Fueron algunas de las opiniones más comunes de clientes señores de La Paloma Azul con un grado de desaprobación hacia la comunidad juvenil. Mientras pocos se alegraban de “Que está bien que conozcan sus raíces y que beban algo que los representa como mexicanos, y no la cerveza que sabe a miados”
Para los encargados de la pulquería es positivo el crecimiento, pues ha ayudado a preservarse y a seguir vendiendo. Los jóvenes han aumentado, pero siguen sin ser el sustento de la pulquería. A ellos no les molesta el tipo de clientes que asistan, “siempre serán tratados con el respeto que se merecen porque son clientes”.
Foto. César Díaz.

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