Pulque y día de muertos; una tradición mexicana
- David Rojas
- 2 nov 2017
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El día de muertos es una fecha muy representativa en el imaginario de la cultura mexicana, pues es una tradición que se ha llevado a cabo desde tiempos prehispánicos y aún se conserva hasta nuestros días.
Los papeles de color picados, las coronas de flor de cempasúchil en los cementerios, los rostros de personas pintados como calaveras y las ofrendas para recordar a familiares, son elementos que han hecho de esta festividad algo particular a las demás en el resto del mundo.
Las ofrendas fungen en esta celebración con un papel importante por la construcción simbólica que implican cada uno de los elementos que la conforman. En una ofrenda podemos encontrar el tradicional arco adornado de flores, que representa la entrada al mundo de los muertos. Los aromas juegan otro rol importante, pues son esencias usadas desde las culturas prehispánicas por ello se ocupan cosas como el copal, las flores de cempasúchil o las infusiones de hierbas.
En el altar de día de muertos se ven representados los cuatro elementos: el agua, el fuego, el aire y la tierra. El viento está representado por papel picado. El agua en los vasos con agua que sirven para calmar la sed del espíritu. El fuego se representa con velas, veladoras y cirios encendidos. La tierra, con semillas y frutos.
La colocación de objetos personales que fueron importantes para el difunto junto a su fotografía, crucifijos, estampillas de santos, etc., pues son parte complementaria de la ofrenda.
Los alimentos terminan siendo la esencia de la ofrenda, pues se colocan los que más agradaban al fallecido. De ahí que el pulque sea una bebida de tradición que acostumbra a estar presente año con año en los altares mexicanos por ser del agrado de generaciones que han pasado.
En distintas zonas de nuestro país el pulque tiene una importancia en la festividad, que va más allá de una representación simbólica en las ofrendas. Un ejemplo de ello es en las comunidades otomíes, donde les ofrecen a sus difuntos, lo que se cosechó en la temporada dentro de su ciclo agrícola. Además de ofrecer a las personas en los panteones el pan de muertos acompañado por el pulque, mientras se encuentran en las visitas a sus difuntos.
En las comunidades matlatzinas la veneración de los santos difuntos es una celebración de importancia comunal, en donde el pulque también es una bebida relevante, pues después de la acostumbrada misa del primero de noviembre, la gente se dirige a los panteones a honrar a sus muertos, mientras que los conocidos como “mayordomos” se encargan de juntar las ofrendas ofrecidas por las familias para después recorrer las casas y obsequiar la comida y el pulque de las mismas.
De esta manera el pulque se ha convertido en un elemento sin igual en la tradición de día de muertos, en la cual siempre se ha visto presente acompañando el fortalecimiento de la identidad de esta fecha tan importante en la cultura mexicana.

Foto: David Rojas.
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